Hace un tiempo creía que la vida era lineal, simple, un juego de causa y efecto. Pensaba que era algo que simplemente nos sucede. Sin embargo, siempre había algo que no me cuadraba; la idea de ser solo una pieza movida por el azar me resultaba limitada.

Finalmente hoy entiendo que todo es mucho más complejo de lo que imaginamos, hay mucho más allá de lo que vemos. Poco a poco, he aprendido a afinar mis sentidos, dejando de mirar solo con los ojos y comenzando realmente a descifrar la vida.

La verdadera transformación comenzó quando dejé de enfocar mi atención en el mundo exterior y la dirigí hacia mi propio universo interior. Aprendí que todo lo que ocurre "afuera" está profundamente vinculado a lo que sucede dentro de nosotros: nuestras creencias, emociones, heridas, deseos, dependencias… Son precisamente estos elementos los que moldean las experiencias que vivimos, las personas que entran en nuestra vida y las que, inevitablemente, se alejan.

El mundo exterior es un reflejo perfecto de nuestro mundo interior. Pero va más allá: existen hilos invisibles que nos conectan a todos, energías que fluyen y nos guían en cada decisión, facilitando encuentros, relaciones, éxitos y, a veces, fracasos. Esta es, por supuesto, una descripción simplificada, casi limitada, de cómo funciona este complejo y fascinante organismo que llamamos "vida", pero es suficiente como punto de partida para profundizar en lo que viene a continuación.

¿Por qué descifrar?

Estoy segura de que, como a mí, te ha pasado revivir la misma situación dolorosa una y otra vez, hasta sentirte agotado. Al principio, la aceptas, esperando que lleguen días mejores; pero cuando te das cuenta de que esos días no llegan, la frustración comienza a pesar. Y entonces, ¿qué haces?

Yo busco respuestas.

Las busco de todas las maneras posibles, en cada rincón, cometiendo errores una y otra vez, empezando de nuevo, experimentando y buscando incansablemente. Y después de tanta búsqueda, finalmente comprendí: intentar cambiar situaciones o personas no sirve de nada. El cambio verdadero debe empezar en ti.

Cuando estamos inmersos en la vida, no logramos ver cuáles aspectos de nosotros mismos necesitan un cambio, porque, en el fondo, todos estamos convencidos de que estamos bien tal como somos. Sí, todos. Incluso si admites abiertamente que algo en ti no funciona y sabes que deberías cambiarlo, siempre hay una voz interna que susurra: "¿Cambiar yo? ¿Y por qué? Que cambien los demás, que cambie el mundo, ¡yo no!"

Esa voz es tu querido ego hablándote. Sin embargo, sin un trabajo serio sobre ti mismo, es difícil reconocerlo y diferenciarlo de tu verdadera esencia. El ego, al que le has dado el control total de tu vida, es un maestro desviándote del despertar de tu conciencia, porque sabe que, si la conciencia despierta, él pierde poder. Y eso no puede permitirlo. Hará de todo para resistir, volviéndose experto en contarte historias plausibles que justifiquen cada uno de tus comportamientos, incluso cuando no te benefician en absoluto.

Descifrar la vida es una forma de rodear al ego y superar sus resistencias, que te impiden evolucionar y alcanzar los cambios auténticos que necesitas. Te permite ver con mayor claridad el camino correcto, en sintonía con las lecciones que has venido a aprender y el aporte único que estás aquí para ofrecer. Descifrar para comprender: el conocimiento y la comprensión nos liberan y nos hacen conscientes del inmenso potencial que poseemos.

Cuando comprendes que cada evento en tu vida no es casual, sino que ocurre por una razón específica, aprender a descifrar te ayuda a salir del rol de víctima, de ser pasivo al que "le suceden las cosas," y a tomar el papel activo de creador de tu propia existencia.

¿Qué decifrar y cómo?

La vida nos habla de muchas maneras. Nos envía mensajes a través de coincidencias, sueños reveladores, relaciones significativas, situaciones desafiantes y desequilibrios en nuestro cuerpo, como enfermedades o lesiones. También se manifiesta en nuestros comportamientos y en las palabras que elegimos.

A menudo, la vida puede comunicarnos mensajes incluso a través de lo que parece más insignificante: un libro recomendado, un electrodoméstico que deja de funcionar, la repetición de un número específico o esa canción que suena justo en el momento adecuado. Cada uno de estos detalles puede ser una pista valiosa.

Sin embargo, no se trata de obsesionarse con la interpretación de cada pequeño signo. Por lo general, cuando busco mejorar algo, resolver un problema o tomar una decisión, me tomo el tiempo para observar y analizar múltiples aspectos a la vez.

Por ejemplo, si estoy indecisa sobre dejar un trabajo para embarcarme en una nueva aventura, me detengo y me sumerjo en la reflexión. Primero, busco claridad. Puedo formular mi petición en voz alta, escribirla o simplemente mantenerla en mi mente, sintiéndola profundamente. Al hacerlo, comienzo a mover energías que facilitarán la llegada de la respuesta que necesito.

A partir de ese momento, presto atención a todo lo que me rodea en los días siguientes. La respuesta podría llegar de las maneras más inesperadas. Tal vez, mientras disfruto de un café en una cafetería, puedo escuchar la conversación de una pareja a mi lado, hablando sobre cómo dejaron sus trabajos y encontraron oportunidades mejores. O podría ver un autobús pasar, y en su cartel publicitario leer la frase “¡Cambia lo antes posible!”. A veces, el mensaje es más sutil; tal vez un viejo amigo se pone en contacto conmigo. No dice nada en particular en ese momento, pero al recordarlo, me doy cuenta de que cuando salíamos juntos, había recibido una promoción importante en su trabajo.

A continuación, anoto todo lo que me sucede y que podría ser relevante para mi solicitud o pregunta inicial, haciendo asociaciones entre las distintas respuestas hasta llegar a una conclusión. Los mensajes pueden llegar de manera clara e inequívoca, o pueden resultar un poco confusos y, a veces, discordantes. Esto puede indicar que aún no estamos listos para una respuesta definitiva y que hay otras condiciones que deben cumplirse antes de llegar a una conclusión.

Incluso cuando no tengo preguntas específicas o problemas que resolver, observo los mensajes que la vida me envía para entender en qué dirección debo avanzar. En particular, utilizo estas señales para descubrir aquello que mi ego no quiere que vea de mí misma, aprovechando estas intuiciones para crecer y mejorar.

Decifrar es un arte que se afina con la práctica. Es una técnica completamente personal; solo tú puedes saber lo que algo significa realmente para ti. Sin embargo, un buen apoyo externo puede ser útil para notar aspectos que tendemos a ignorar en nuestra vida diaria.

Personalmente, gracias a la práctica constante que realizo día tras día, podría considerarme una experta en decifrar mensajes. No obstante, la vida sigue siendo un gran misterio, y aunque ahora soy capaz de ver más allá de lo que percibía en el pasado, soy consciente de que aún tengo mucho por aprender. Por esta razón, continúo explorando y profundizando en este fascinante viaje.

Herramientas prácticas

Hay ciertas herramientas que siempre me han fascinado y con las que me siento en sintonía, que utilizo para mejorar mi comprensión de la vida y de mí misma: la astrología, los oráculos y los tarot. También soy una hábil intérprete de sueños, pero lo que más utilizo y nunca falla es mi intuición.

Existen muchísimas otras herramientas útiles que cada persona puede elegir para facilitar o enriquecer su proceso de decodificación. No hay un camino mejor o peor; solo existe "tu camino", y el que elijas será sin duda el más adecuado para ti.

Para mí, la astrología es uno de los medios más poderosos para conocernos a nosotros mismos y comprender la realidad en la que vivimos, tanto a nivel individual como colectivo. Me ha fascinado desde que tenía alrededor de 12 años (gastaba mi paga semanal en una revista de astrología). En los últimos años, ha vuelto a convertirse en mi gran pasión, y ahora me estoy dedicando activamente a su estudio.

Cualquiera sea la herramienta que decidas utilizar, o si prefieres confiar únicamente en tu intuición, una vez que emprendas este camino, tus sentidos se agudizarán. Comenzarás a ver con claridad que todo tiene un sentido, que cada cosa sigue un diseño divino que nos involucra a todos y que tiene un propósito superior que va más allá de los intereses egoístas individuales.

Este es un viaje en una sola dirección. Una vez que empiezas a comprender, no puedes volver atrás. Es un proceso complejo, a veces desafiante, pero sumamente fascinante. Es como la elección entre la píldora roja o la azul que te ofrece Morpheus en Matrix.

La elección es tuya.